miércoles, 14 de marzo de 2012

Un triste aniversario


Hoy se cumplieron 16 años del asesinato de mi Dalila envenenada con estricnina a manos de un funcionario de sanidad de la Muni de Conce en los tiempos del Sr. Ariel Ulloa. A los 10 años la conocí, era una linda perrita mestiza "tipo Pastor Alemán", querida por todo la cuadra y guardiana como ella sola. 

Vivía en pleno centro, A. Pinto con San Martín, ahí llegó un día, un poco flaca, callejera por derecho propio con su filosofía de la libertad como dice aquella hermosa pero triste canción de aquel otrora cantante Español. Un día venía llegando del colegio, tenía 11 años y pregunté a la Sra. Elena dueña del kiosko de la esquina y que cuidaba y quería mucho a Dalila, donde estaba. Apenas podía hablar y con los ojos rojos me dijo tu papá te va a contar.


A la hora de almuerzo mi viejo me contó y a mi hermano Ricardo Lobos que la habían envenenado, rompimos en llanto. Un buen hombre vecino de edificios la llevó in actum al Veterinario, fuímos a verla y mi viejo nos dijo que la estaban tratando, en realidad mi padre estaba juntando palabras para decirnos que había fallecido. Camino a la casa nos adelantó el vehículo de aquel buen hombre que llevaba su exánime cuerpo en el portamaletas.

No fué la única asesinada, hubo varios más que no tuviéron la suerte de que alguien los lleve al veterinario, otros perritos que conocía se veían en imagenes de Canal Regional retorcerse durante horas en plena vía pública producto de los terribles efectos de la estricnina. Fué un caso muy bullado, mucha gente marchó contra Ulloa y sus prácticas criminales, gran cobertura hubo de Radio Chilena, Radio Bío Bío, Canal Regional, La Crónica entre otros, se presentó un Recurso de Protección que se ganó y desde aquel día legalmente se terminaron las matanzas en la zona.

Aún recuerdo aquellos días como si fuera ayer, han pasado 16 años y aún no entiendo que clase de persona pudo haber hecho lo que hizo, que clase de jefe dió la orden asesina y que clase de Alcalde validó esa cobardía. 

Yo fuí un niño que el mal obrar de aquellos hombres le produjo un profundo dolor y lógicamente un daño emocional que a estas alturas puedo decir irreversible, y que si, te cambia. Lo cuento no sólo en memoria y agradecimiento de aquella amiga que tanto me dió, sino que como una experiencia de vida de un niño que vivió la impotencia y el profundo dolor de aquella terrible injusticia y que espero sirviéra de experiencia para aquellos perversos que siguen "eutanasiando" desde aquel banco juzgador que les da su poder. 
Así como hace 16 años hubo un niño que perdió a su amiga, hoy el año 2012 hay miles de otros niños que lloran a sus propias Dalilas.


Para completar este emotivo homenaje; "El Callejero" de Alberto Cortez:




hermoso homenaje: